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Imaginence ser el dueño de un flamante GT-R, uff, que bueno sería, distiguido deportivo representante de la marca, con el segundo más poderoso motor de la compañia, con un lujo y exclusividad realmente alto.
Se te ocurre bajarte a algún centro comercial y al salir te llevas este sorprecita, encontrarlo sobre unos trozos de madera y sin zapatos. Huy... nada más de imaginarme a los amantes de lo ajeno, llevarse las 4 llantas y rines del deportivo y dejarlo descalzo me provoca melancolía. Espero comenten su posición.

José Carlos Garrido Hernández

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