CAPÍTULO 6
Dominio
Ha caído y se encuentra postrado con el cuerpo hacia el frente y su cara viendo hacia el jardín, puede ver,
prácticamente todo el espacio, desde su perspectiva, se encuentra en una
esquina y yace junto a la planta que acaba de cortar, esta percibe de
movimientos de agonía por haber sido cortada.
Está ahí, mueve con desesperación los
ojos, dentro de sus cauces, tratando de gritar sin emitir el impulso sonoro,
también busca mover su cuerpo, pero no puede, todo transcurre afuera en la
velocidad normal, ve pasar mariposas y libelulas sobre el pasto cortado.
El portón de la casa, que es el mismo
del jardín es abierto por una ráfaga de aire, aun permanece móvil, por la
elasticidad de sus bisagras, un cambio de temperatura descendente invade el
área, comienza un aire helado a acercarse, en el margen incompleto de la puerta
se asoma una nube, con una marcada cara humana, ya se pueden distinguir
facciones como nariz y ojos mucho mas claro, se acerca muy despacio, ante el
caído humano.
Cada paso que da, la temperatura
desciende en exceso provocando que bajo el, las plantas comiencen a congelarse
y caer, viene flotando, no tiene cuerpo solo es un rostro y lo demás solo humo,
solo nimbo.
Ya se encuentran frente a frente, el ya
no pude mover los ojos, solo se a quedado con una visión recta en el momento en
que el hielo congelo sus glóbulos oculares, y solo eso puede hacer ahora, ver
en dirección recta como ese Ser lo ve, al machete y a la podadora apagada que
se ven de fondo en cuadro de visión.
El Nimbo, hace un paneo, en lo que semejó
una proyección hacia lo que era la planta, la ve y con una expresión de enojo
lo abofetea, tres desgarres se marcan en su cara, tal como su fueran tres
cuchillos filosos que han cortado su mejilla, sangre comienza a fluir, pero en
un centímetro de caída se congelan, el sigue ahí sin poder moverse, no puede
gritar, ahora no puede ni llorar, el nimbo se acerca a él y con un gesto de ira
simula un grito frente a su cara, con lo cual con la potencia de su aliento,
destruye capas de la piel, haciendo volar partes de tejillo, cabello y unas
lianas de sangre seca que terminan por estamparse en la pared, en la
proyecciones de sus pómulos ya se puede percibir el hueso.
No puede ocultar el terrible dolor que
en su cuerpo presenta pero no puede manifestarlo, esta totalmente congelado, el
nimbo lo observa, el, aún turbio, puede observarlo con un miedo que nunca había
sentido.
Se aleja, parece que ha terminado, el
sigue consiente, y vivo, parece que el nimbo se retira, flotando tal cual
entró, cada paso que se aleja se vuelve mas transparente, y también, clara es
la diferencia de temperatura, justo en la puerta, se detiene, lo voltea a ver,
asegurándose que aun permanece en el suelo, también ve la podadora, permanece
inmóvil sobre el pasto, se retira, desvaneciendose, como cuando un fumador
lanza su porción de humo.
Una vez desaparecido el calor el día,
comienza a recuperar su estado, no puede moverse aún, está congelado hasta lo
huesos, pero ya puede sentir como sus sentidos nerviosos perciben el dolor de
heridas vivas, poco a poco la sangre comienza a fluir, lentamente continúan su
canal, pero el sigue sin tener el dominio de su cuerpo.
Logra mover sus ojos, sangrados por
heridas de nervios rotos por la congelación, rojos e inflamados, un ruido lo
perturba, es justo frente de él; la podadora se ha encendido, nadie la opera,
en un efecto automático, esta iniciando el proceso de podado hacia él.
Se acerca lentamente, lanzando el pasto
cortado por un costado, quiere moverse, quiere quitarse, pero lo único que
logra mover son sus ojos, ve cada vez que la maquina con las poderosas aspas se
acercan, quiere rodar, gritar o detener esa maquinaria y no puede, a una
velocidad sumamente lenta se aproxima, cuando está a escasos centímetros de el,
la protección frontal del equipo choca contra su cabeza, con la cual la
detiene, pero sigue operando, puede escuchar el ruido de las aspas que con
violencia giran a apenas 10 centímetros de él.
Un impulso hace que la maquina se forcé
a continuar, es así, siente como si alguien la empujara para que rompiera el
límite que interponía su cabeza, el resiste, sin poder hacer nada, siente como
es golpeado por la maquina, que por una fuerza extraña se empeña en continuar
el transcurso, lo logra, logra subir sobre su cabeza, mira por instantes como
las aspas giran y se iluminan con impresionante filo, la perspectiva exterior
muestra a un individuo con la cabeza debajo de una maquina de podado operando,
puede sentir como la maquina comienza a cortar sus cabellos, algunos son
volados por las poderosas navajas, otros sin embargo son arrancado en un
descontrolado enredo junto a su cuero cabelludo, dejando visible el hueso
craneal, pronto se acerca a este y los golpes violentos de las navajas
paralelas a su cabeza, primero lo destruyen, dando cortes que fracturan y
obtienen trizas de hueso de su cráneo, luego se puede ver el orificio que crea
en el que ya se percibe el cerebro en un esfuerzo que manifiesta la maquina por
seguir operando, dado que está hecha para cortar pasto no huesos, sin embargo
continúa, llega a su cerebro y este es prácticamente exprimido, sin ninguna
complicación, trozos de materia encefálica salen por el costado de expulsión,
liberan esa consistencia blanca gelatinosa con coágulos de sangre y astillas de
hueso, está a la mitad de su cabeza, sus ojos has sido explotados como globos y
escurren lentamente hacía abajo, canales de sangre muestran que ha llegado a
tejido blando destruyendo su garganta, en un espontaneo momento, otro chorro de
sangre es expulsado por el costado de la maquina, indicando que se encuentra en
la yugular, ya no tiene cabeza, concisamente a sido triturada, la maquina
operando aun, avanza por su cuerpo, este ya es demasiado grande para
destrozarlo como con la cabeza y solo sube por el, cuando por un impulso
anónimo se estrella sobre la pared y tal como se encendió, se apaga.
El panorama es desolador, puede verse un
cuerpo mutilado, sin oportunidad de re ensamble, solo hay un enorme licuado
viscoso y rojo-blanquecino, regado por el pasto, con el corte hasta el cuello y
la piel y ropa destrozadas por las navajas, ahí yace el vecino cuyo propósito
únicamente era, limpiar de maleza una casa abandonada.
Han pasado ya dos horas y la esposa del
vecino ha percatado del ruido que hacía mientras podaba, sin embargo desde la última
operación de la maquina ya transcurrió un tiempo y aún no regresa, esto es
extraño y decide ir a ver que todo se encuentre en orden.
Cuál es su sorpresa cuando encuentra a
su marido desmayado debajo de una gran planta, con hojas grandes, lo encuentra
ahí, como si en un cambio fresco se hubiese cobijado con aquella planta, su
mujer quita el vegetal, se espina pero continúa, lo ve a la cara y está como
dormido, toma su pulso y está muerto.
Ya han sucedido tres muertes a las
cuales no se les ha podido dar una explicación, los policías ya comienzan
investigaciones, la iglesia también toma parte de su hipótesis, pero los
médicos son los más intrigados en el porqué de estos decesos.
No se puede explicar, como es que sin
ninguna marca de tortura, traumatismo, proyección o violación los cuerpos
aparezcan solos, tirados en el suelo, así sin marcas, sin notas, sin
despedidas, para por lo menos representar un suicidio.
En camino al hospital, la esposa del
vecino se encuentra a Ceci, a su madre y padre, quienes ya salen del hospital,
ellos no se conocen, pero puede ver la expresión de la afligida esposa que
lleva el cadáver de alguien que ama, sin embargo, cuando la vida ya fue
retirada no hay nada que se pueda hacer.
Confirman el diagnostico, el vecino está
muerto, no queda más que esperar la autopsia, y un extraño resultado, la señora
se retira a su casa, a preparar el funeral y a esperar a sus hijos de las
escuela, una niña de 9 y un niño de 12 para darles la lamentable noticia, no
sabe que palabras utilizará, solo necesita decírselo, es un dolor inmenso que
ahoga sus palabras.
Se sienta sobre un escalón de la puerta
principal de su casa, mientras lagrimas rodan por sus mejillas, al ver su
jardín perfectamente bien podado, un trabajo de su esposo, quien lo mantenía en
una presentación impecable, en un reacomodo de su cuerpo siente una
incomodidad, revisa su dedo y una diminuta espina, transparente y con
apariencia de vidrio, está clavada en su dedo, la retira y la arroja al pasto,
un pasto abrazador, con suelo y frescura optimas.
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