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CAPITULO 1

Lagrimas 

Los sufrimientos eran interminables, sollozos por la pérdida, África siempre había sido una niña estupenda, sus 15 años habían representado un cambio en su familia, solo estaba a 8 días este evento, pero no lo logró, lucho contra algo que no conoció y que la derrotó.
Toda su infancia fue muy divertida, alegre, pura e inocente, sus padres los mejores, sus hermanas y hermano la consentían por ser la menor. Todos destrozados por que se había marchado.

Esa misma mañana, la encontraron postrada en su cama, de la misma manera en que la habían dejado la noche anterior, dormida y descansando, no encontraron marcas de tortura o miseraciones, simplemente dormida. Los médicos diagnosticaron, muerte encefálica.
-La ciencia no podía comprobar la realidad de lo sucedido, porque no es comprobable-.
Después de 2 semanas, la familia ligeramente resignada se disponía a acomodar el cuarto de África, no había mucho por hacer, ella era muy ordenada y poseía un estricto precepto de donde debían estar las cosas.
Regresaron a la sala, esta reflejaba una profunda tristeza por el silencio que producía independientemente, era ella, la de la alegría, ella con su música alocada, prendía a toda la familia, ahora no, ahora nadie.

Donde estaba la ventana en la que había perecido, el hermano mayor, le sorprendió ver lo que parecía un rasguño, si, lo era, una marca de cal desprendida de la pared. Se asomo por fuera de la ventana y notó una pequeña liana que crecía desde la base de la ventana, se quedo fijamente observando y le pareció ver que crecía, pero no era posible, quizá era la perturbación lo que lo hacía ver blasfemias. Se acerco delicadamente a la planta y casi confirma su hipótesis cuando precipitadamente suena el timbre, este del impacto sonoro se levanta alterado golpeándose la cabeza con el extremo superior de la ventana, y mencionando toda serie de bastedades. Se dirigió a la puerta, y no podía contener las palabras que mencionaba, había sido un fuerte golpe, abrió la puerta y estaba Ceci.
- Hola, lamento mucho lo sucedido en su familia, sé que es difícil pero debemos superarlo
- Si, muchas gracias, extrañamos mucho a África, pero sabemos que esta mejor
- Debe ser
- Pero, ¿necesitas algo?, adelante
- Gracias, únicamente venia por unos apuntes, que quedaron en la mochila escolar de África
- Está bien, todo está tal cual lo dejó
- Bueno, entonces, ¿me diriges por favor?
- Claro!
Ceci tenía ya los quince años de edad, y Raúl 24, ella es muy atractiva, el lo ha notado, la acompaña pensando que no es el mejor momento, de mezclar los asuntos, la acompaña hasta la puerta y ahí le permite entrar
- Gracias no tardaré mucho
- Descuida
- Está bien, gracias. (complementa el agradecimiento con una sonrisa)

Entra al cuarto y observa todo, idéntico, solo faltaba África. Y sus cosas las conocía como suyas, había estado mucho tiempo ahí, en ocasiones haciendo trabajos escolares y otras las más frecuentes solo por diversión y platica. Lamentó no poder volver a platicar con África era una fiel amiga, incluso a ella le había relatado eventos personales que ni su familia tenía por existentes.
Levantó la vista y vio la mochila escolar donde debería de estar, en efecto ahí estaba. Fue acercándose a ella rozando con cariño los muebles, recordando guerras de muñecas y de almohadas, no pudo resistir dejar rodar una lagrima, todo era tan personal, no había podido estar en su velación eso la hacía sentir muy mal, pero era mejor que haber estado. Al fin llegó a la mochila la descolgó y la puso sobre la cama, comenzó a sacar las cosas, encontró su cuaderno y se disponía a cerrar la bolsa, cuando sintió algo al fondo de la maleta, metió por curiosidad y con cautela la mano y saco algo que se semejaba a una flor, pero no era precisamente, parecía una estrella sintética, de cuatro picos y en cada uno de estos dos más, era una forma muy peculiar de objeto, su textura era muy parecida a la vegetal, pero no representaba a esta porque no parecía desprenderse.
Después de observarla un bueno rato la dejo en el fondo de la mochila como la había encontrado.

Se levantó y colocó la mochila en su sitio. Se retiraba cuando sintió claramente un paso detrás de ella, se detuvo y volteo violentamente. No había nada pero no muy convencida continuo su camino, la ventana se cerró, y la cortina tapo la luz que entraba, Ceci comenzó a espantarse, empezó a sentir calor, se desabrochó su chamarra pero no lograba contener el calor, corrió hacia la puerta pensando en que la casa se incendiaba y fuertemente se golpeó en la puerta, giró la chapa y esta estaba atorada, se sintió acorralada y con un calor de horno, dió la espalda a la puerta y vio cosas caer, los vidrios de los portarretratos se estremecían, se fragmentaban y caían en pedazos, después se tuvo que alejar de la puerta por que esta se puso de la tonalidad del metal al rojo vivo a un punto de fundición, no podía creer lo que veía tomó la chapa nuevamente y esta quemó su mano, vio con sufrimiento como salía humo de la palma de su mano por la quemadura. No le importó, golpeó, con fuerzas la puerta, y sus manos desprendían humo sentía quemarse, de pronto se abrió, y apareció Raúl, con fuerzas lo abrazó y no volteó.
- Ayúdame, te juro que yo no hice nada.
- Tranquila, ¿Qué paso?
- Mira como ha quedado todo
- Todo está igual que siempre.
- No, todo está destrozado y quemándose.
Raúl la convence de girar su rostro, y ve todo en total orden, esta impresionada, de ver todo tal cual como cuando entró. Todo en su lugar, la puerta intacta, recordó y hechó un vistazo a sus manos, estaban bien, no tenían marcas de quemaduras. Impactada y atónica muestra un estado de shock.
- Vamos te daré un vaso con agua
- Está bien
Ceci decidió no decir nada, prefirió analizar todo antes de recibir una burla, prefirió que tuviera que lograr saber la causa de la alucinación, presentía que todo esto, le había pasado a África sin que nadie la ayudara, estuvo tan cerca.
- Aquí está el agua
- Gracias
- ¿Qué paso?
- Nada, lo que pasa es que… no podía abrir la puerta y me espanté, solo fue eso.
- ¿Pero ya estas mejor verdad?
- Si, muchas gracias.
- ¿Dónde dejo el vaso?
- Dámelo, yo lo llevo.
- No como crees, ¿donde lo pongo?
- Está bien, junto a esa ventana hay un lavabo ahí lo dejas.
- Está bien.
Dirigiéndose hacia el lavabo a Ceci se le presentaba una y otra vez las imágenes del acontecimiento, no concebía la idea de que fuera falso, cuando sintió llamas en su cuerpo.
Dejo el vaso en el lavabo y vio con gusto a través de la ventana la luz penetrante del sol, y, por reflejo, volteo a ver hacia abajo, descubrió la misma liana que Raúl había visto.
- Oye Raúl, esta planta es algo rara, ¿no?
- Si, cuando crezca la cortaré
- ¿Cuando crezca?, ¿hasta dónde? Ya está casi está en tu ventana

Sin decir nada se levantó, pero con una mirada de asombro, llego y sorprendido marco su impresión en su rostro, había crecido en minutos, era imposible, al igual que Ceci, no dijo nada, simplemente se limitó a explicarse mentalmente un por que del acto.
Decidido la tomo por una de sus ramitas, y la sintió tan extraña, tan falsa, tan áspera, pero al tiempo suave, demasiado firme, con enormes hojas, que físicamente era imposible que las delgadas lianas mantuvieran perpendiculares, movió una de estas, y toco algo debajo, volteó a ver a Ceci, la mirada de ella mostraba curiosidad y temor, no se explica, se preceptúa, movió lentamente la hoja, destapando milímetro a milímetro una peculiar flor.

Ceci, no pudo ocultar la impresión, sus ojos, crecieron al grado de casi salirse de sus cauces, ¿cómo era esa flor? – De cuatro picos y en cada uno de estos dos más...

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