CAPÍTULO 8
Frío Hogar
Ahí está pasmada, con la duda de avanzar o regresar a la
seguridad de la escuela, mira a los costados, y al frente con misterio en su
mirada, la puerta está entreabierta y no permite ver nada al interior, tiene
consigo el miedo y una flor seca en la mochila, se aproxima y abre el portón al
jardín, nota como una corriente de aire fresco invade el camino y disminuye su
velocidad, sus pasos apenas se distinguen, va con extrema cautela y teme
llegar, cuando está cerca de la puerta alza la mirada y logra ver como las
lianas han alcanzado el techo y sus enormes hojas han hecho que las paredes
casi desaparezcan.
Con un último acercamiento trata de distinguir el interior de la
casa, pero no le es posible, está demasiado oscuro, es entonces cuando decide
entrar, en contra incluso de lo que su valor le dicta, con su mano, lentamente
se acerca a la chapa de esa puerta vieja y un ligero roce, despierta aquel
demonio dormido, acobijado en ese hogar frío, un golpe de aire intenso cambia
bruscamente la temperatura y comienza a entumir los nervios, Ceci ya conoce
este evento y rápidamente regresa al portón principal donde con agitada
respiración nota que la temperatura es la habitual.
Sus nervios están alterados, no puede controlar su miedo, tiene
la duda y el pánico de acercarse más, sabe que ese viento es el que terminará
por bloquearla y ser presa fácil de ese ser que ya conoce.
Su mirada se perturba pero decide no acercarse más, da media
vuelta y lentamente se aleja de esa casa, de la cual ya no figura como
habitable, momentáneamente voltea a verla mientras sus contados pasos la llevan
a la escuela, nuevamente se topa con la casa en la cual velan a una persona,
las mirada afligidas le recuerdan que su madre estuvo cerca de permanecer en
ese estado, y se conmueve, quiere acercarse a dar el pésame pero solo es una
niña, posiblemente una niña que ha sufrido y vivido temores mucho más fuertes
que otras personas.
En su mente repasa los eventos y sabe que la protección de esa
flor debió de darle la oportunidad de entrar a la casa sin problema, lentamente
descifra la función de esa flor y la manera de usarla, apenas unos pasos delante
de la casa del difunto, se encuentra una banquita decide pasar unos minutos
ahí.
Recuerda los momentos de agonía de su madre y los que ella ha
pasado y como esa flor pasó de ser solo un objeto a su protección, a su manera
de estar a salvo. Quita su mochila de la espalda y la abre, saca el cuaderno y
busca la flor, la toma con tal tranquilidad como si fuera un objeto frágil, lo
toma y lo observa detenidamente, ahí está, sobre su mano, y sabe que nada le
pasará mientras lo tenga cerca.
Ve sus cuatro picos y los otros 2 diminutos más que crecen de
cada punta, de pronto un pequeño remolino pasa por la calle, debido a la
ligereza de la hoja esta es levantada y la separa de su mano, ella exaltada
corre tran ella, voltea hacia los lados como esperando que algo la ataque por
sentirse sin su armadura, no es nada, solo un viento normal que recorre la
calle y que deja caer la flor unos metros adelante, la levanta y solo se ha
doblado un poco, la desdobla y la sacude, y roza ligeramente para limpiarla del
polvo, en entonces cuando en uno de esos roces ella es desprendida de un enorme
y fuerte suspiro.
Sigue parada a media calle con la flor en su manos, y en unos
segundos de trance se da cuenta de que ha suspirado y ha obtenido relajación en
su mente por el roce aquel, es entonces cuando su miedo por aquella casa es
olvidado, voltea, la ve con mirada retadora y se aproxima a ella, sus pasos son
acelerados y consistentes, después razona algo, la flor le da una fortaleza,
pero solo cuando se encuentra bajo la total protección de ella, se detiene y la
observa, recuerda como logró entrar en ella y como salvó a su madre de la misma
manera.
Ahora sabe cómo hacerlo, sabe que debe auxiliarse para entrar
como algo irreal, sin su cuerpo físico, se sienta en la banqueta frente a esa
abominable casa, y decide hacerlo, toma la flor es su palma derecha y con su
índice izquierdo y sus ojos cerrados realiza un suave y largo roce sobre los pétalos
de esa flor.
Abre sus ojos y puede ver nuevamente que todo se ha detenido,
todo está fijo, sabe que lo ha logrado, otra vez está en esa forma invisible,
se levanta y su cuerpo está sobre la banqueta, sus expresiones de sorpresa ya
disminuyen, ya sabe de que se trata, aún así, no es algo que su mente asimile
fácilmente, sus pasos son lentos y ahora voltea y ve su cuerpo estático
sentado, esperando que su alma realice su misión y le devuelva la movilidad.
Se encuentra frente al porton trata de abrirlo y sus manos
atraviesan las maderas, como humo en chimenea se escapa de su alcance, recuerda
con una pequeña sonrisa, que ahora tiene ese poder, esa ventaja estratégica de
avanzar, cruza sin pensarlo sin tocar si quiera las cosas sin que el pasto que
se encuentra en el suelo note que alguien lo está pisando, ya está cerca, la
misma vista que tuvo hace unos minutos la tiene otra vez, su miedo se acerca, y
sabe la reacción al momento de tocar la chapa, la puerta sigue entreabierta y espera
que pase, alcanza la chapa y de igual manera su mano solo se desvanece, a
partir de ahora ha logrado avanzar más que en su cuerpo físico, lástima que su
cuerpo espera en la banqueta en una forma muy vulnerable.
Ahora nota claramente que tiene la oportunidad de entrar y se
anima a hacerlo, lo único que tiene que hacer es cruzar la puerta, cierra sus
ojos y lo hace, ya está en el interior.
Ahora ve con asombro que los muebles han sido cubiertos por
lianas y grandes hojas de ese vegetal infernal, en algunas zonas, grandes y
gruesas lianas han logrado levantar partes del piso y otras han apretado con
tal fuerza los muebles que se ven fracturados, la textura es tan rígida como
las raíces de los grandes árboles y el brillo en sus hojas es tal que refleja
la luz del sol por las rendijas de la casa, algo a captado mucho su interés; un
gran número de flores están brotando en el interior, iguales a aquella con la
que mantiene su protección pero estas están vivas, unidas al tallo de la planta
que es su madre, son exactamente igual, pero su color es un amarillo brillante
con un centro rojizo, en cambio la suya está seca, su color pardo le ha quitado
el atractivo visual, en su mente imagina el poder de apoyo o de destrucción de
esas flores si se encuentran en su plenitud comparándolas con la suya.
Su asombró es claro y no se distingue una casa habitable, lo único despejado ligeramente es la escalera que conduce a la habitación de África, aquella habitación a la que se prometió no regresar y la que ahora tiene como meta.
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